El centro educativo como fábrica.
Dicha
metáfora hace alusión a como la escuela educa a todos los alumnos/as de la
misma forma, bajo los mismos valores, competencias, habilidades y sobre todo
contenidos, ya que principalmente el currículo es estándar para cada ciclo.
Además lo que realmente interesa no es la reflexión y la adquisición de éstos
ni la adquisición de las competencias y
contenidos recogidos en el currículo de forma autónoma, crítica e integral por
cada alumno/a, sino que, lo que a ésta fundamentalmente le interesa es la
adquisición de todo lo descrito anteriormente de forma rígida, pues su fin es
crear un patrón donde se defina qué debe saber y cómo debe ser el alumno/a
ideal para que al final de la aplicación del mismo patrón educativo, todos los
alumnos hayan obtenido lo propuesto inicialmente, excluyendo y quedando exento
de seguir en el sistema todos aquellos/as alumnos/as que no se adecuen a dicho modelo.
Por consiguiente, esta metáfora también se podría explicar a través de la
imagen que aquí les mostramos, titulada “La fábrica que es la escuela” de
Francesco Tonucci 1970. Dicho autor mediante esta viñeta nos presenta como la
escuela es una fábrica en la que todos los niños entran siendo diferentes y al
final del proceso educativo salen iguales, pero solo aquellos que son válidos
son los que promocionan, los que van a poseer bienestar, cultura, dignidad y
poder. Y aquellos que “no están a la altura” de lo que la sociedad espera, son
desechados. En definitiva, esta metáfora nos muestra como estamos ante un
sistema educativo que pretende aborregar a las personas que entran en él,
dejándonos sin ideas o iniciativas propias, para de esta manera mantenernos
controlados y evitar que pensemos y enjuiciemos por nosotros mismo.
Desde nuestro punto de vista, pensamos
que todo lo que muestra dicha metáfora e imagen es totalmente cierto, de ahí
que la hayamos elegido y querido abordar. Opinamos que actualmente nos
encontramos en un sistema muy estandarizado donde todo el mundo debe adquirir
las mismas competencias a la finalización de su vida académica puesto que el
currículo educativo así lo recoge, y por eso queremos expresar nuestra
disconformidad, ya que debería estar más centrado en la atención a la
diversidad puesto que no todos iguales, no tenemos las mismas habilidades,
competencias, actitudes, facilidades… para ser educados de forma común,
igualitaria y tipificada. Y sobre todo pensamos éste debe basarse en la
creación de un pensamiento crítico y divergente, donde cada alumno/a con las
nociones nadas forme el suyo propio y no seguir abogando por el pensamiento
único.
Por lo que finalizamos diciendo que
apostamos y defendemos desde estas líneas un sistema educativo abierto,
flexible, crítico y reflexivo.
Bibliografía:
Martín-Moreno,
Q. (2006): Organización y dirección de centros educativos innovadores. El
centro educativo versátil. Madrid: McGraw-Hill. Pg.: 62.
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