En
las últimas décadas, ha incrementado notablemente el porcentaje de fracaso o
abandono escolar. Es necesario hacer una distinción entre los dos conceptos,
entendemos por fracaso escolar “la dificultad para asimilar e interiorizar los
contenidos académicos establecidos por el sistema educativo en función de la
edad y desarrollo del niño, puede ser motivado por múltiples causas de
diferente índole” (Rodríguez, 2018, p.1), mientras que, el abandono escolar
supone la no finalización de la escolarización obligatoria.
Aunque,
difieren en su significado, las causas son muy similares y tienen un mismo
final. Basándonos en palabras de Rodríguez (2018), podemos decir que entre
estas causas se encuentran la desmotivación y el desinterés; la utilización de
metodologías tradicionales; el uso de estrategias de aprendizaje erróneas, la
sobrecarga de trabajos; e incluso, la falta de profesionalidad del profesorado.
También, influyen aspectos socioeconómicos, situaciones familiares, problemas
con el idioma o cognitivos, entre otros.
Somos
conscientes de que el fracaso o abandono escolar no depende de una sola
variables, por el contrario, influyen multitud de variables, pero si opinamos
que las que tienen que ver con el entorno escolar podrían subsanarse a través
de las innovaciones pedagógicas que están teniendo resultados favorables.
Supondría un compromiso social por parte de todos, pero sería uno de los
primeros pasos a realizar para que, de aquí a unos años, el fracaso o abandono
escolar sea cosa del pasado.
Bibliografía.
Ruiz,
A. B. M., Bernal, M. S., & Sánchez, J. J. M. (2015). El fracaso escolar y
los enfoques de aprendizaje: medidas para la inclusión educativa. Revista Electrónica Interuniversitaria de
Formación del Profesorado, 18(3), 183-196.
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