lunes, 28 de mayo de 2018

Una nueva adicción.


Indagando por Internet, encontramos una noticia, que actualmente, suele estar en boca de todo,
 y es la adicción a las nuevas tecnologías. Al principio del artículo, el autor Segura (2018), nos relata una escena que vemos a menudo en nuestras calles, en la cual se ve como una madre le da el móvil a su hijo para que deje de llorar. Hoy día vivimos en una sociedad llena de estrés, donde todo va muy rápido y no llegamos a disfrutar de nada, y éste es uno de los principales problemas. Como menciona López (2016) en su libro “en este siglo acabaremos con las enfermedades, pero nos matarán las prisas” citando palabras de Gregorio Marañón. Con esto queremos decir que nos centramos demasiado en cosas sin importancia, dejando de lado aquello en lo que realmente vale la pena invertir nuestro tiempo.
Por otra parte, se habla de que el Ministerio de Sanidad ha incluido en 2018 las nuevas tecnologías en el Plan Nacional de Adicciones. Pero yo me pregunto, ¿es una adicción o simplemente se da un mal uso, en este caso abusivo, de las nuevas tecnologías? Cuando continuo leyendo me percato de que esta misma disyuntiva la tienen muchos expertos en el tema. Yo creo que en mucho de los casos se debe hablar más de un mal uso que de una adicción, y en todo el texto se enfoca a los menores pero el problema también reside en los mayores. Con una adecuada formación sobre el uso de las nuevas tecnologías, para padres/madre e hijos/as, se podría paliar esta lacra que está surgiendo en el siglo XXI.
Desde los colegios y las escuelas de padres se deben promover cursos para la formación, pero también para la prevención que resulta mucho más importante. Asimismo, consejos como los que promueven la Fundación Cadah (2012) deberían estar interiorizados por todos aquellos padres/madres o adultos con menores a su cargo, entre ellos, se encuentran el ser ejemplo de un uso responsable, los niños/as son el reflejo de lo que ven en sus figuras de referencia así que predicar con el ejemplo resultará de vital importancia y es algo que actualmente no se ve; designar un tiempo para estar conectado, hay que enseñar que tiene que haber tiempo para todo y que las nuevas tecnologías solo son una pequeña parte de todo lo que la vida nos ofrece, pasar tiempo en la calle con los niños/as mejoraría esta situación; buscar ayuda de profesionales, no todo el mundo es experto en todo así que pedir ayudar también sería una buena idea.
Retomando el artículo, Segura (2018) plasma el testimonio de una madre que acude al programa de Proyecto Joven de Bononato para ayudar a su hijo de 13 años que era adicto a las pantallas. Lo que más me sorprende y a la vez creo que es la clave del éxito es que en esa terapia se trabaja tanto con los niños/as como con los padres/madres. Muchas veces echamos la culpa solo a los niños/as cuando el problema es de todos/as, y el trabajo conjunto es el éxito. Otra de las cosas a resaltar es la comunicación, en la sociedad en la que vivimos muchos de nosotros no sabemos comunicarnos y mucho menos cuando nos enfrentamos a un problema con un adolescente. Valores como la empatía, el respeto y la asertividad son lo que deben guiar la comunicación, y no solo en el plano de la familia sino que debería extrapolarse al escolar. Como cita De Miguel (2018) en uno de sus artículos, la oratoria “proporciona una mayor confianza en la persona al perder el temor de hablar para los demás, ayuda en la gestión de las emociones, se mejoran las habilidades sociales y pensamiento crítico, se trabajan los valores de la tolerancia y empatía, ayuda en el desarrollo de las habilidades de liderazgo” (p.1). Por lo tanto, quizás tengamos muchas de las claves para solventar este problema y ahora solo nos queda llevarlo a la práctica.
Por último se habla de restringir el móvil a menores, ante esta postura estoy en desacuerdo porque ya que la sociedad avanza y nos ofrece herramientas que nos puede hacer la vida más fácil porque quitarles esa posibilidad. Insisto que la respuesta no se encuentra en prohibir sino que ésta reside en educar con responsabilidad y bajo unos límites. Falta mucho por hacer por parte de todos y también mucho que investigar, pero debemos empezar ya y la escuela y la familia son los escenarios más idóneos para ello.
Como conclusión, me gustaría aludir una frase que se escucha mucho actualmente pero que para mí es la solución, como ya he venido diciendo. Las nuevas tecnologías no son ni buenas ni malas, el éxito o fracaso de éstas reside en el uso que se le den, y es aquí donde interviene la educación.
Bibliografía:
De Miguel, R. (2018) Oratoria, la asignatura pendiente. Educación 3.0. Recuperado de https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/oratoria-asignatura-pendiente/76943.html
Fundación Cadah. (2012) Como evitar y prevenir el uso excesivo o adicción de las TIC en niños con TDAH. Powered by FlyBusiness. Recuperado de https://www.fundacioncadah.org/web/articulo/como-evitar-y-prevenir-el-uso-excesivo-o-adiccion-de-las-tic-en-ninos-con-tdah.html
López, I. (2016) Somos gente corriente. Alicante, España: Editorial Club Universitario.
Segura, C. (2018) España se prepara para una nueva adicción. El País. Recuperado de https://politica.elpais.com/politica/2018/03/02/actualidad/1520012219_058442.html



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