miércoles, 30 de mayo de 2018

¿Deberes o sin deberes? Esa es la cuestión.



Actualmente, existe una disyuntiva cuando se habla de los deberes o tareas escolares. Encontramos muchos argumentos a favor y, otros tantos en contra, entonces, ¿Qué sería lo correcto? Para comenzar, Suárez et al. (2015) definen los deberes como “tareas asignadas a los estudiantes por los profesores para ser realizadas en horas no escolares” (p. 48). Precisamente, que sean tareas fuera del horario lectivo es lo que crea la controversia. Sánchez (2016) en su artículo publicado en El País, recoge diversas impresiones como la de la OMS, opina que los deberes tienen consecuencias negativas en el alumnado; OCDE, expone que España es el país que más horas dedica a las tareas. Con esas premisas, no cabe duda de que sus argumentos irán en contra de los deberes. Sánchez (2016), comenta que las tareas escolares tienen consecuencias nefastas para los niños/as, como que provocan excesivo estrés, que acentúa las desigualdades entre alumnos/as o que alargan demasiado la jornada de los menores. Respecto a lo expuesto, pensamos que son totalmente ciertas, una abundante carga de trabajo aleja a los discentes de su infancia, quitándoles tiempo para jugar, e incluso, marcando con etiquetas a aquellos niños/as que no tienen los recursos necesarios para gozar de las mismas oportunidades que sus compañeros/as.
En el “bando opuesto”, Suárez et al. (2015), explican en su artículo que existen numerosas investigaciones que demuestran la relevancia de los deberes ya que suponen una herramienta para mejorar, tanto los hábitos de estudio como las actitudes hacia el trabajo. Asimismo, manifiestan que para algunos alumnos/as repercuten positivamente en su rendimiento académico y, para otros negativamente, demostrando una vez más la diversidad con la que cuentan las aulas y la necesidad de adaptarse a ellas. Pero, ¿se trata de calidad o de cantidad? Y aquí entra en juego la implicación del alumnado. Según Suárez et al. (2015), “dedicar más tiempo a los deberes no significa estar llevando a cabo estrategias más eficaces. Quizá sea el modo de implicarse en los deberes lo que esté más positivamente relacionado con el rendimiento” (p. 48).
Tras reflexionar un poco sobre los argumentos expuestos, tenemos que decir que seguimos con la controversia porque, por un lado, es verdad que generan estrés, desigualdad y alejan de la infancia, pero por otro, contribuyen al desarrollo de la responsabilidad de los alumnos/as. No creemos que sea problema del currículum, puesto que éste ofrece unas directrices generales, más bien, pensamos que puede ser una mala gestión e implementación, sobrecargando al alumnado y arrebatándoles la motivación, cosa esencial para que se produzca el aprendizaje.

Bibliografía.
Sánchez, D. (2016). España tiene un problema con los deberes escolares. El país. Recuperado de https://www.eldiario.es/sociedad/eterno-debate-deberes-Solucion problema_0_496950937.html
Suárez, N. et al. (2015). La motivación e implicación en los deberes escolares a lo largo de la escolaridad obligatoria. Revista de Psicodidáctica, 20(1), 47-63.

martes, 29 de mayo de 2018

Design Thinking...¿innovamos?


Todos tenemos que ser innovadores y creativos, pero esto se acentúa, a nuestro parecer, si perteneces al mundo de la educación. Por ello, en este post hablaremos del método de Design Thinking, en general, pero se puede aplicar a todos los ámbitos profesionales y, por supuesto, a la educación.
Muchos se preguntarán qué es esto del Design Thinking, no preocuparse, a nosotras también nos pasó cuando un buen día llegó nuestro profesor de Orientación Educativa y Profesional y nos dijo vamos a enfrentarnos a un reto y lo solucionaremos con este método. En ese momento todo eran preguntas, hasta que nos explicó en qué consistía.

El método Design Thinking es “una metodología que impregna todo el espectro de actividades de innovación con una filosofía de diseño centrada en la persona” (Brown, 2008, p. 3). Este método se compone de cinco fases, y la finalidad es diseñar una solución, estrategia, producto final que satisfaga las necesidades que hemos observado. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer es descubrir los problemas o retos a los que dar solución, por ejemplo, el malestar que producen las sillas de la universidad, la carencia de educación emocional en las aulas o lo que cada persona considere adecuado para abordarlo. Cuando lo tengamos elegido, trataremos de comprender el desafío marcado, para ello, indagaremos sobre el tema y preguntaremos a diversas personas para observar la relevancia de nuestro reto. En segundo lugar, se analiza toda la información recogida y se interpreta. Y a partir de aquí, entra en juego nuestra creatividad, en el tercer paso toca idear, todas las ideas por muy locas que parezcan son igual de válidas, e incluso, pueden ser la solución. De esas ideas, saldrá el prototipo que dará soluciona al reto, y deberemos elaborarlo en el cuarto paso. Por último, en el quinto paso testearemos y evaluaremos, bien para subsanar aquellas cosas que no funcionen de nuestro prototipo, o bien para comprobar su efectividad.
Si se estáis preguntado qué beneficios tiene utilizar este método, es lo que íbamos a comentar ahora mismo. El Design Thinking, no sólo fomenta el desarrollo de la creatividad, asimismo, valores como la empatía, la solidaridad, el trabajo en equipo, la cooperación, entre otros, son lo que promueve la utilización de este método.
Creemos que puede ser interesante llevarlo a las aulas españolas, aunque ya existen algunos colegios que lo han puesto en práctica. Por ello, adjuntamos aquí un enlace que da acceso a la guía Design Thinking para educadores (https://es.scribd.com/document/274341362/Design-Thinking-para-Educadores-Spanish-pdf).
Bibliografía.
Brown, T. (2008). Design Thinking. Harvard Business Review, p. 2-10.
Obra Social “La Caixa”. (2016). Introducir el Design Thinking en el aula (EduCaixa). España.

lunes, 28 de mayo de 2018

Fracaso o abandono escolar.



En las últimas décadas, ha incrementado notablemente el porcentaje de fracaso o abandono escolar. Es necesario hacer una distinción entre los dos conceptos, entendemos por fracaso escolar “la dificultad para asimilar e interiorizar los contenidos académicos establecidos por el sistema educativo en función de la edad y desarrollo del niño, puede ser motivado por múltiples causas de diferente índole” (Rodríguez, 2018, p.1), mientras que, el abandono escolar supone la no finalización de la escolarización obligatoria.
Aunque, difieren en su significado, las causas son muy similares y tienen un mismo final. Basándonos en palabras de Rodríguez (2018), podemos decir que entre estas causas se encuentran la desmotivación y el desinterés; la utilización de metodologías tradicionales; el uso de estrategias de aprendizaje erróneas, la sobrecarga de trabajos; e incluso, la falta de profesionalidad del profesorado. También, influyen aspectos socioeconómicos, situaciones familiares, problemas con el idioma o cognitivos, entre otros.

Somos conscientes de que el fracaso o abandono escolar no depende de una sola variables, por el contrario, influyen multitud de variables, pero si opinamos que las que tienen que ver con el entorno escolar podrían subsanarse a través de las innovaciones pedagógicas que están teniendo resultados favorables. Supondría un compromiso social por parte de todos, pero sería uno de los primeros pasos a realizar para que, de aquí a unos años, el fracaso o abandono escolar sea cosa del pasado.
Bibliografía.
Ruiz, A. B. M., Bernal, M. S., & Sánchez, J. J. M. (2015). El fracaso escolar y los enfoques de aprendizaje: medidas para la inclusión educativa. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 18(3), 183-196.

Una nueva adicción.


Indagando por Internet, encontramos una noticia, que actualmente, suele estar en boca de todo,
 y es la adicción a las nuevas tecnologías. Al principio del artículo, el autor Segura (2018), nos relata una escena que vemos a menudo en nuestras calles, en la cual se ve como una madre le da el móvil a su hijo para que deje de llorar. Hoy día vivimos en una sociedad llena de estrés, donde todo va muy rápido y no llegamos a disfrutar de nada, y éste es uno de los principales problemas. Como menciona López (2016) en su libro “en este siglo acabaremos con las enfermedades, pero nos matarán las prisas” citando palabras de Gregorio Marañón. Con esto queremos decir que nos centramos demasiado en cosas sin importancia, dejando de lado aquello en lo que realmente vale la pena invertir nuestro tiempo.
Por otra parte, se habla de que el Ministerio de Sanidad ha incluido en 2018 las nuevas tecnologías en el Plan Nacional de Adicciones. Pero yo me pregunto, ¿es una adicción o simplemente se da un mal uso, en este caso abusivo, de las nuevas tecnologías? Cuando continuo leyendo me percato de que esta misma disyuntiva la tienen muchos expertos en el tema. Yo creo que en mucho de los casos se debe hablar más de un mal uso que de una adicción, y en todo el texto se enfoca a los menores pero el problema también reside en los mayores. Con una adecuada formación sobre el uso de las nuevas tecnologías, para padres/madre e hijos/as, se podría paliar esta lacra que está surgiendo en el siglo XXI.
Desde los colegios y las escuelas de padres se deben promover cursos para la formación, pero también para la prevención que resulta mucho más importante. Asimismo, consejos como los que promueven la Fundación Cadah (2012) deberían estar interiorizados por todos aquellos padres/madres o adultos con menores a su cargo, entre ellos, se encuentran el ser ejemplo de un uso responsable, los niños/as son el reflejo de lo que ven en sus figuras de referencia así que predicar con el ejemplo resultará de vital importancia y es algo que actualmente no se ve; designar un tiempo para estar conectado, hay que enseñar que tiene que haber tiempo para todo y que las nuevas tecnologías solo son una pequeña parte de todo lo que la vida nos ofrece, pasar tiempo en la calle con los niños/as mejoraría esta situación; buscar ayuda de profesionales, no todo el mundo es experto en todo así que pedir ayudar también sería una buena idea.
Retomando el artículo, Segura (2018) plasma el testimonio de una madre que acude al programa de Proyecto Joven de Bononato para ayudar a su hijo de 13 años que era adicto a las pantallas. Lo que más me sorprende y a la vez creo que es la clave del éxito es que en esa terapia se trabaja tanto con los niños/as como con los padres/madres. Muchas veces echamos la culpa solo a los niños/as cuando el problema es de todos/as, y el trabajo conjunto es el éxito. Otra de las cosas a resaltar es la comunicación, en la sociedad en la que vivimos muchos de nosotros no sabemos comunicarnos y mucho menos cuando nos enfrentamos a un problema con un adolescente. Valores como la empatía, el respeto y la asertividad son lo que deben guiar la comunicación, y no solo en el plano de la familia sino que debería extrapolarse al escolar. Como cita De Miguel (2018) en uno de sus artículos, la oratoria “proporciona una mayor confianza en la persona al perder el temor de hablar para los demás, ayuda en la gestión de las emociones, se mejoran las habilidades sociales y pensamiento crítico, se trabajan los valores de la tolerancia y empatía, ayuda en el desarrollo de las habilidades de liderazgo” (p.1). Por lo tanto, quizás tengamos muchas de las claves para solventar este problema y ahora solo nos queda llevarlo a la práctica.
Por último se habla de restringir el móvil a menores, ante esta postura estoy en desacuerdo porque ya que la sociedad avanza y nos ofrece herramientas que nos puede hacer la vida más fácil porque quitarles esa posibilidad. Insisto que la respuesta no se encuentra en prohibir sino que ésta reside en educar con responsabilidad y bajo unos límites. Falta mucho por hacer por parte de todos y también mucho que investigar, pero debemos empezar ya y la escuela y la familia son los escenarios más idóneos para ello.
Como conclusión, me gustaría aludir una frase que se escucha mucho actualmente pero que para mí es la solución, como ya he venido diciendo. Las nuevas tecnologías no son ni buenas ni malas, el éxito o fracaso de éstas reside en el uso que se le den, y es aquí donde interviene la educación.
Bibliografía:
De Miguel, R. (2018) Oratoria, la asignatura pendiente. Educación 3.0. Recuperado de https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/oratoria-asignatura-pendiente/76943.html
Fundación Cadah. (2012) Como evitar y prevenir el uso excesivo o adicción de las TIC en niños con TDAH. Powered by FlyBusiness. Recuperado de https://www.fundacioncadah.org/web/articulo/como-evitar-y-prevenir-el-uso-excesivo-o-adiccion-de-las-tic-en-ninos-con-tdah.html
López, I. (2016) Somos gente corriente. Alicante, España: Editorial Club Universitario.
Segura, C. (2018) España se prepara para una nueva adicción. El País. Recuperado de https://politica.elpais.com/politica/2018/03/02/actualidad/1520012219_058442.html



viernes, 25 de mayo de 2018

El lenguaje de signos como materia didáctica en los centros educativos. Colegio Gaudem (Madrid).


En el siguiente post, presentamos un artículo, además de un video de ejemplo, de cómo podemos plantear la inclusión de la Lengua de Signos Española (LSE) como materia común dentro del currículum escolar. Existen múltiples documentos legales, además de investigaciones que hablan de la eficacia de comunicación de LSE a diferencia de la lengua oral.

Existe una respuesta realmente positiva con respecto a las personas implicadas en la enseñanza ya que coinciden en que la LSE implica ventajas tanto para la inclusión de niños/as sordos en el aula, como beneficio para los oyentes.

A continuación, adjuntamos un vídeo sobre el primer colegio en Madrid que ha implantado la Lengua de Signos Española como materia en el proyecto educativo y como llevan a cabo la metodología de enseñanza en este centro, además de un artículo que nos informa un poco más sobre dicho tema.


Bibliografía:
Vicente, Y. (2017). El aprendizaje de Lengua de Signos Española dentro del sistema educativo para todo el alumnado. Publicaciones Didácticas88 (1), 39-43.

jueves, 24 de mayo de 2018

Aprendamos a aprender.


En el vídeo podemos ver a Jimmy Wales, creador de Wikipedia, hablando sobre la educación. En concreto, comenta cómo hoy día estamos saturados de información y cómo la educación, formal e informal, influyen en los contextos de aprendizaje. Como bien explica, la escuela está sufriendo leves transformaciones en aras de ofrecer las herramientas que las nuevas generaciones necesitan para adaptarse a la sociedad pero, ¿lo estamos haciendo bien? Es evidente que no.
El currículum, de todos los niveles, sigue estando segmentado en compartimentos estancos, que poco o nada se ajustan a las exigencias de los nuevos puestos de trabajo. Y a pesar, de la facilidad de acceso que tenemos a toda la información, seguimos haciendo mal uso de ella. Entonces, ¿Cuál es el problema? Al hacernos esta pregunta se nos ocurren diversas respuestas, entre ellas, que tanto el currículum como los profesionales de la educación que llevan a la práctica esas directrices deben cambiar. Y es que como mencionan, Avendaño y Parada (2012), en su artículo citando a la Comisión de las Comunidades Europeas, “la enseñanza como profesión se enfrenta a un cambio radical [...] los profesionales de la educación se convertirán en guías, tutores y mediadores. Su función consistirá en ayudar y apoyar a los que aprenden, que serán los que irán tomando las riendas de su aprendizaje” (p.1). Es decir, tenemos el deber de dar un giro a la educación y centrarla en aprender a los alumnos/as a aprender por ellos mismos. Esto que hemos mencionado, lleva varios años incluido en el currículum como una de las competencias básicas. En el Decreto 97/2015, de 3 de marzo, por el que se establece la ordenación y el currículo de la Educación Primaria en la Comunidad Autónoma de Andalucía, el artículo 6 dispone que:
Artículo 6. Competencias clave.
“2. El currículo de la Educación Primaria deberá incluir, de acuerdo con lo recogido en el artículo 2.2 del Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, las siguientes competencias clave:
a)      Comunicación lingüística.
b)      Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología.
c)      Competencia digital.
d)     Aprender a aprender.
e)      Competencias sociales y cívicas.
f)       Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor.
g)      Conciencia y expresiones culturales” (art. 6, apart. 2).
Pero si nos acercamos a un aula, veremos que la metodología que se sigue es la misma que hace cincuenta años, por lo que, es verdad que sabemos que es importante pero no llegamos a dar el paso definitivo en esta transformación.
Otro de los cambios que se nos ocurren y que menciona también Jimmy Wales en el vídeo, es alzar el valor de la educación informal. Esto viene de la mano de lo mencionado anteriormente. Como ya se ha mencionado en otro de los post, la educación informal es aquella que se da por el contacto con nuestro entorno, y es que no hay que olvidar que siempre estamos aprendiendo. No está legalmente regulada, ni se obtienen titulaciones académicas reconocidas, sin embargo, resulta ser una de las más significativas y la que llevaremos a cabo durante toda nuestra vida. Por eso, es relevante que cada persona sepa cómo aprender, es decir, “la tendencia es un aprendizaje a lo largo de la vida que debe acompañar la transición hacia una economía y una sociedad basadas en el conocimiento para que esta pueda tener éxito” (Avendaño y Parada, 2012, citando a la Comisión de las Comunidades Europeas).
En definitiva, tenemos el deber de replantearnos la educación y preparar a las futuras generaciones para que aprendan de forma informal.
Bibliografía.
Avendaño, W. R., Parada, A. E. (2012). El currículo en la sociedad del conocimiento cognitiva. Educ. Educ., 16(1), 159-174.
Decreto 97/2015, de 3 de marzo, por el que se establece la ordenación y el currículo de la Educación Primaria en la Comunidad Autónoma de Andalucía.
Jimmy Wales. (2018). “Aprender cómo aprender es más importante que nunca”. España: El País. Recuperado de https://aprendemosjuntos.elpais.com/especial/el-aprendizaje-informal-jimmy-wales/

¿Qué es eso del proyecto educativo?


Como hemos visto en el apartado anterior, el segundo nivel de concreción curricular, es el proyecto de centro, por lo que nosotras nos preguntamos qué es el proyecto de centro. Para abordar dicha pregunta os dejamos dos definiciones y un vídeo en el cual se explica qué es y de qué documentos se compone.


Artículo 121. “El proyecto educativo del centro recogerá los valores, los objetivos y las prioridades de actuación. Asimismo, incorporará la concreción de los currículos establecidos por la Administración educativa que corresponde fijar y aprobar al Claustro, así como el tratamiento transversal en las áreas, materias o módulos de la educación en valores y otras enseñanzas.” (Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre)
“El Proyecto Educativo de Centro es un documento que debe ser elaborado por todo el personal del Centro con el objetivo de responder eficaz y eficientemente a las necesidades y demandas que se puedan presentar. En dicho documento debe quedar plasmado todo lo referente a identidad, organización y concreción curricular; de esta manera todos los factores que afectan al día a día de los centros docentes y que están interrelacionados entre sí, sepan en cada momento cuál es su cometido y su objetivo. Además de organizar, este documento deja ver las peculiaridades de cada centro dándoles un carácter propio que viene definido por las personas que conforman la comunidad educativa y el entorno en el que se encuentra. Por lo tanto es un instrumento de organización y de identidad. El Proyecto Educativo de Centro debe cumplir la normativa vigente a nivel estatal y autonómico, ya que actualmente las Comunidades Autónomas tienen competencias en materia educativa. Constituye el documento “pilar” de un centro educativo, abarca todos los ámbitos y por lo tanto es amplia la legislación que lo condiciona.” (Gómez, M y Olveira, M, 2018, p.70).

“El plan de centro será público y se facilitará su conocimiento por la comunidad educativa y la ciudadanía en general. Será aprobado por el consejo escolar y la elaboración de los documentos que integran el Plan de Centro corresponde al Equipo Directivo, que requerirá la colaboración del Equipo técnico de coordinación pedagógica y otros órganos de coordinación docente. Además este constituye las señas de identidad del centro y expresa la educación que desea y va a desarrollar en unas condiciones concretas.” (Bardisa, T, 2004, p.75).
Bibliografía:
Ley Orgánica 8/2013. Boletín Oficial Del Estado, España, de 9 de Diciembre.
Gómez, M. D. C. G., & Olveira, M. E. O. (2018). El proyecto educativo, documento principal del centro escolar. Revista Boletín Redipe7(4), 70-75.
Bardisa, T (2004). La dirección de centros escolares. En J. M. Moreno Olmedilla. Organización y Gestión de Centros Educativos. CAPÍTULO 8.
Mozas, E (2017). El proyecto educativo de centro. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=Rgai2CZNI6k